Después de mucho estudiarlo en la Facultad, por fin tuvimos la oportunidad de hacer un recorrido completo por las obras de Le Corbusier.
Ronchamp fue la última del recorrido, y también el broche de oro: Hacía mucho tiempo que una obra de arquitectura, no me provocaba un impulso de dicha y belleza tan arrollador.
El año pasado solo tuvimos una semana de vacaciones, en una playa cercana. De esos sitios que invitan al “dolce far niente”, y que para mí se reducen a nadar y leer.
Entre las lecturas, cayo un libro que tenía apuntado desde hacia tiempo. Por fortuna no me decepcionó -y eso que a menudo, la satisfacción suele ser inversamente proporcional a las expectativas-
Una suerte de ensayo y ficción se dan la mano y exploran los vínculos entre la creatividad y la locura, que partiendo de la experiencia personal de Rosa Montero y apoyada por investigaciones en los campos de la psicología y neurociencia, nos permiten conocer un poco más de cerca el proceso de la creación literaria.
Gracias Rosa, por la interesante y amena lectura y porque con ella descubrí cual es el nombre (uno de los plausibles) para bautizar a esos momentos de absoluta plenitud: “MOMENTO OCEÁNICO” definido por Romain Rolland.
Rolland bautizó de “momento oceánico” esos «instantes de aguada y transcendente intensidad, cuanto tu yo se borra y la piel, frontera de tu ser, se desvanece, de manera que te parece sentir que las células de tu cuerpo se expanden y se fusionan con las demás partículas del universo. Entonces nada separa tu conciencia del resto del todo… Estos instantes místicos, que pueden ser más o menos agudos, que a menudo están asociados con la observación de la naturaleza, pero que a veces también se originan a partir de un impulso de arrolladora empatía con algún ser vivo, son una nuez candente de dicha y belleza. No se cuanto pueden durar, sin duda muy poco, ……. En cualquier caso, durante unos segundos te sientes al borde de la revelación, a punto de entender el secreto del mundo. Y la muerte se bate en retirada, porque mientras estás fuera de ti eres eterno. …….Seguro que lo has experimentado alguna vez»
Y vaya que lo he experimentado. Uno de ellos, a través de la visita a Ronchamps.
Y no hay memoria más fuerte que internalizar ideas que provienen de una fuerte emoción
El viaje por la obra del Corbu fue corto, pero compensó con su intensidad oceánica.
Todo llega a su fin. Regresamos a nuestra cotidianeidad, recogemos lo aprendido y continuamos con nuestro metier. Parafraseando a Claire Legendre “No conocemos más que dos formas de darle sentido a nuestras vidas (o de hacernos creer que lo tiene): amar a alguien y hacer pequeñas obras de arte para ser habitadas”
Así que aquí seguimos, diseñando para mejorar la vida de las personas.
Después de la experiencia de Ronchamp, con la absoluta certeza -y humildad- de que nunca alcanzaremos nuestras expectativas.
Leyendo «El peligro de estar cuerdas» de Rosa Montero.